El mundo interior de Ignacio, su "cueva existencial", albergaba a un hombre de extremos, terco, vanidoso, orgulloso. Todo lo quería hacer, acudiendo a su fuerza de voluntad. Hasta que tuvo que agachar la cabeza y convertirse, como él mismo lo describe, "como un niño de escuela escuchando a su maestro". El secreto: dejarse llevar, confiar y colaborar plenamente con esa fuerza del amor de su Señor. Leer mas
EL CAMINO IGNACIANO. Peregrinaje realizado con el objetivo de seguir paso a paso, las huellas de San Ignacio para comprender mas su propuesta espiritual y la forma como la fue sistematizando