“Requisitos para la oración”
A continuación, aparecerán algunas recomendaciones para aprender “El Arte de Orar, Amar y Servir”. Pero antes quiero hacerte unas observaciones importantes.
Requisitos internos para orar
- Siéntete libre, ya que el Espíritu de Dios obra en formas diferentes en cada persona. Evita los extremos. No te sientas cumpliendo un reglamento. Sería fatal. Otro extremo sería no poner atención a aquellos maestros de la oración que, después de muchos años, sacaron sus conclusiones y nos dan sugerencias. Dicen que “nadie nació aprendido”.
- Así como no se aprende a nadar siguiendo instrucciones en una biblioteca, de la misma manera no harás un entrenamiento de oración si no te sumerges en el misterio de Dios encarnado en tu vida, en tu historia. Aunque sientas ahogarte en un principio, no importa. ¡Lánzate! ¡Rema mar adentro! ¡No tengas miedo!
- Escoge aquellas recomendaciones que más te sirven y tómalas como simples medios. Un niño cuando comienza a caminar tiene muchísimas ayudas. Poco a poco se libera de ellas y en dos años camina instintivamente. Lo mismo sucede cuando aprendes a tocar un instrumento musical. Al principio te molestan las repetidas indicaciones del profesor. Pero, lentamente, va apareciendo tu melodía. Igual sucede en la oración. Déjate conducir por el Espíritu de Dios, único Maestro, quien te irá indicando el camino.
- Si quieres aprender a orar debes tener motivación, disposición, gusto, deseo y libertad. Además, necesitas cumplir con algunos requisitos externos que faciliten el objetivo. Por ahora los enunciamos con una corta explicación y más tarde los ampliaremos.
Requisitos externos para orar
1. Tiempo
Es necesario que organices tu tiempo y determines el espacio destinado a la oración. Se necesita superar la pereza, e incluso el temor más o menos consciente, de confrontar tu vida ante Dios. Para iniciar el aprendizaje te sugiero un mínimo de quince minutos diarios de ejercicio. Si estás motivado, todo se te facilitará.
2. Hora
Escoge la hora más propicia del día, que no estés atareado por las preocupaciones, los trabajos, el calor o el frío, el sueño o el cansancio. Es recomendable que la hora sea siempre la misma.
3. Lugar
Busca un sitio que ofrezca garantías para la concentración y el silencio. Por ejemplo, tu cuarto, una capilla, un parque, la montaña, el balcón de tu apartamento, entre otros. Se sugiere no moverse de un lugar a otro para evitar distracciones.
4. El Cuerpo
Es imposible orar con el cuerpo tenso, rígido, cansado y preocupado. La relajación, con la respiración profunda y lenta, es un medio extraordinario para adentrarse en aquel mundo interior en el cual hace presencia activa ese Dios Trinitario que además de estar “criándote” te lanza con su amor hacia afuera, al servicio desinteresado. La exhalación e inspiración son medios maravillosos. Hoy en día, hay multitud de ejercicios, son aconsejables siempre y cuando tengan un punto de referencia trascendente, es decir, en bien de los demás.
5. Saber Discernir
La evaluación constante, según San Ignacio, se llama discernimiento de la oración. Es importante para descubrir el proceso de tus sentimientos espirituales llamados Mociones. Al discernir, vas detectando lo que Dios quiere de tu vida. Los discernimientos los harás en un cuaderno dedicado a esta labor, y de manera periódica. Más adelante te explicaré la forma de hacerlo. Esas notas serán fundamentales para la entrevista con tu Acompañante.
6. Saber confrontar con un Acompañante
Es aconsejable, y a veces indispensable, que confrontes con una persona de oración, la forma como estás desarrollando el aprendizaje. En este curso, llamaremos a esa persona el Acompañante. Con él irás confrontando y evaluando personalmente tu proceso. Irás viendo, según tus necesidades, la periodicidad y la duración de estas reuniones.
Cuando se imposibilite el acompañamiento personal, se puede acudir a otros medios de comunicación actual, video conferencia, audio conferencia, la carta, el correo electrónico y, en última instancia, el teléfono.
Sería bueno que, antes de escribir tus compromisos, hicieras un poco de oración pidiéndole ayuda a Dios para que te ayude a avanzar en esta vida del Espíritu. Si quieres, puedes leer despacio el capítulo 11 de San Lucas. Además de enseñar Jesús el Padrenuestro, observa en qué debemos insistir cuando pedimos algo.
COMPROMISOS PARA ENVIAR AL ACOMPAÑANTE
Mi oración va a durar ______ minutos. La comenzaré a las _______ a.m. o p.m.
En el siguiente lugar : __________________________________
Los encuentros con el Acompañante los haré:
Semanalmente ( )
Quincenalmente ( )
El medio para hacer la confrontación será:
Entrevista ( )
Celular ( )
E-mail ( )
Carta ( )
NOTA IMPORTANTE
Una vez que hayas hecho estos compromisos, delante de Dios, envía a tu Acompañante una copia de ellos. Concreta una primera entrevista o escríbele.
Si te sigues sintiendo llamado a ejercitarte en “El arte de orar, amar y servir”, pídele a tu Acompañante, la siguiente Entrega para que continúes tu experiencia de oración.
P. Julio Jiménez, S.J.
Promotor de la Espiritualidad Ignaciana
CIRE- Bucaramanga
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