Reflexiones sobre la organización de la Iglesia y sus pastores

 Autor: Jorge Humberto Peláez S.J.

 

Lecturas:

  • Profeta Malaquías 1, 14b—2, 8-10
  • I Carta de san Pablo a los Tesalonicenses 2, 7-9. 13
  • Mateo 23, 1-12

Las tres lecturas bíblicas que acabamos de escuchar nos ofrecen elementos muy ricos para meditar sobre la actividad pastoral de la Iglesia. El texto evangélico nos invita a reflexionar sobre la Iglesia en cuanto organización; y los pasajes del profeta Malaquías y el apóstol Pablo, en su I Carta a los Tesalonicenses, nos ofrecen elementos muy valiosos sobre el testimonio de los pastores de la Iglesia (obispos y sacerdotes). Complementaremos estos comentarios del Antiguo y el Nuevo Testamento con unas sabias reflexiones del papa Francisco en su Exhortación Apostólica El gozo de Evangelio (EG); su lenguaje directo ha cautivado al mundo y sabe decir las cosas con palabras que todos entendemos. El papa Francisco no es un teórico, sino que habla como un pastor que vive en medio del rebaño y “huele a oveja”.

Iniciemos, pues, nuestra meditación explorando aquellos textos evangélicos que nos hablan de la Iglesia en cuanto organización. El Maestro denuncia con palabras muy fuertes la hipocresía de los escribas y fariseos: “Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover”. Estos dirigentes han desfigurado el sentido de la religión como lugar de encuentro de la comunidad con Dios, y han elaborado un listado agobiante de prohibiciones y normas, que son camisa de fuerza y herramienta de control.

 

Esta desviación de los líderes religiosos del pueblo de la antigua Alianza es repetida por algunos personajes del nuevo pueblo de Dios, que es la Iglesia. Su comprensión de la Iglesia tiene un sesgo burocrático y no se evidencia el gozo del Evangelio. Se comportan como funcionarios de una multinacional y no como pastores del pueblo de Dios.

 

En el n. 28 de la Exhortación Apostólica El gozo del Evangelio, el papa Francisco hace una hermosa descripción del deber ser de la  parroquia; el papa invita a “que realmente esté con contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos”. Más adelante, en el mismo numeral, afirma: “Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro del constante envío misionero”.

 

El papa Francisco sabe que, a lo largo de los siglos, se han ido acumulando normas particulares que respondieron a situaciones históricas, pero que ya han perdido su vigencia. Los pastores de la Iglesia no pueden convertirse en custodios de un museo jurídico, sino que deben tener la libertad de espíritu para revisar las normas; de lo contrario, los fieles se sentirán asfixiados. En el n. 43 de la Exhortación Apostólica, afirma: “Hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los apóstoles al pueblo de Dios son poquísimos. Citando a san Agustín, advertía que los preceptos dados por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación para no hacer pesada la vida de los fieles y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando la misericordia de Dios quiso que fuera libre”.

 

Estas palabras del papa Francisco complementan el texto evangélico en el que Jesús denuncia las insoportables normas que los fariseos habían impuesto a la comunidad de fieles.

 

Vayamos ahora al segundo punto de nuestra meditación sobre el testimonio de los pastores (obispos y sacerdotes). Empecemos por releer las fuertes palabras del profeta Malaquías, que escuchamos en la primera lectura: “Ustedes se han apartado del camino, han hecho tropezar a muchos en la ley; han anulado la alianza que hice con la tribu sacerdotal de Leví”.  ¿Cuáles son los principales comportamientos que apartan del camino del Señor? En términos generales, podemos afirmar que el pueblo de Dios rechaza con firmeza las incoherencias entre lo que anuncian los pastores y su estilo de vida. Esto significa, en términos concretos, que el pueblo de Dios exige absoluta transparencia en lo que tiene que ver con los comportamientos sexuales, particularmente con los menores de edad. Hay que reconocer que, durante muchos años, las autoridades eclesiales evitaron dar la cara por estos vergonzosos delitos y optaron por el silencio; estos pastores delincuentes eran trasladados a otra ciudad, donde continuaban arruinando la vida de otras personas. El papa Francisco ha asumido con valor este vergonzoso capítulo de la Iglesia y ha exigido cero tolerancia.

 

El otro comportamiento que escandaliza al pueblo de Dios es la ambición económica. Hay pastores que llevan un estilo de vida que es incompatible con la austeridad proclamada por el Evangelio y buscan lucrarse con su ejercicio ministerial.

 

Es muy impactante comparar las denuncias del profeta Malaquías y el testimonio que da el apóstol Pablo sobre su ministerio en medio de la comunidad de la ciudad de Tesalónica: “Cuando estuvimos entre ustedes, los tratamos con la misma ternura con la que una madre estrecha en su regazo a sus pequeños. Tan grandes es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido entregarles, no solamente el Evangelio de Dios, sino nuestra propia vida”.

 

En su Exhortación Apostólica El gozo del Evangelio, el papa Francisco hace una hermosa descripción del lugar que debe ocupar el pastor en la comunidad: “A veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo; otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa; y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos”.

 

Es hora de terminar nuestra meditación dominical. Los tres textos bíblicos, complementados con los aportes del papa Francisco en su Exhortación Apostólica El gozo el Evangelio, nos han invitado a meditar sobre la acción pastoral de la Iglesia en dos aspectos: su organización y el talante de los pastores. Que nuestra inspiración y punto de referencia sea la primera comunidad cristiana que, lejos de estructuras burocráticas, proclamaba la Buena Nueva del Señor resucitado.


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