Exclusivo para mayores (Primera parte)

Quienes pasamos de los 50 años, vivimos uno de los momentos más interesantes y significativos de nuestra existencia porque fuimos educados en un sistema de valores (cosmovisión) que nos permitía distinguir perfectamente entre lo bueno y lo malo. Sabíamos cuál era el sentido de nuestra vida. Todo estaba reglamentado.

... pero todo esto ha cambiado

Recuerda que para hacer la Primera Comunión “bastaba” aprenderse de memoria el Catecismo del Padre Astete, S.J. Si pecábamos nos íbamos a confesar y….YA. Nos sentíamos en paz hasta la siguiente confesión, para poder comulgar.Y la confesión consistía en leer una lista de faltas que, si eran pequeñas, con una o tres Ave Marías, se quitaban y si eran grandes (Pecado Mortal), ya la penitencia era unos tres rosarios o ir a “oír misa” tres o cuatro veces al mes. Si moríamos con pecados veniales, bastaba un ratico en el purgatorio para purificarse. Además estaba pendiente la Virgen del Carmen o las indulgencias que venían administradas por el Vaticano. Todos rezábamos por “las benditas almas del purgatorio”.

Si la muerte nos sorprendía con un pecado mortal, puffffff… al infierno, donde había unas viejas con tridentes que nos picaban, por toda una eternidad, aquel órgano con el cuál más habíamos pecado. Si moríamos sin bautismo, había un lugar, llamado el limbo, donde permanecían los niños hasta el fin del mundo descrito con imágenes hermosas, pintadas por Miguel Ángel, pero dantescas. El miedo, la amenaza, el castigo era la estrategia para mantener todo en orden y en paz.

Algunos comparan esta cultura religiosa como viajar en un tren que iba con rieles fijos rumbo al cielo, que quedaba en el “más allá”. La Trinidad, lo central de la revelación se reducía a un viejito con barbas, un señor con una cruz mirando el mundo y una palomita que nos decían que era el Espíritu Santo. No podíamos ni dudar y frente a algunas preguntas, nuestras madres decían “Padres tiene la Santa Iglesia” que la entendíamos como el Papa, los obispos, los religiosos y las monjitas, hermosas y bellas, puras y castas, que eran las intermediarias entre el cielo y la tierra.

Lo que para nosotros era pecado y nos llevaba a la perdición, ahora es lo “común y corriente”. Ya no hay tren, se quitaron los rieles…¿Dónde está el cielo?

Toda esa propuesta hecha con muy buena voluntad, ha caído como un castillo de naipes y es normal que, en el devenir de la historia, por innumerables circunstancias, largas de explicar, las cosas cambiaron radicalmente. Obviamente, no todo era malo. Y así como nos preguntamos por el cómo vivíamos sin celular, también vale la pregunta del cómo resistimos tanto.

La religión, entendida como una institución que organizaba perfectamente el ir a Dios, y resolver el problema único del ser humano, la muerte, está en crisis, que en su origen es una palabra positiva ya que manifiesta un CAMBIO, así como la crisis de la adolescencia, donde se deja de ser niño y comienza la juventud para ir hacia la edad adulta. Son momentos difíciles, complejos, casi indescriptibles. Mueren unas cosas, nacen otras… y, por lo general, nadie quiere morir a aquellas situaciones que lo mantenían en una seguridad, de pronto aparente.

No muchos prefieren claudicar, buscar otras religiones, otras iglesias, declararse ateos, librepensadores, gnósticos, masones, o indiferentes.

¿Qué hacer? ¿Cómo educar no solo en valores, palabra muy genérica, sino cómo evangelizar hoy en día?

Gracias al Dios revelado en Jesús, que nunca abandona a sus hijos inquietos, creemos que después del invierno, se aproxima la primavera. Aparece otra cosmovisión, gracias a las nuevas investigaciones teológicas, volvemos a la fuente de la revelación, la Biblia, y “lo más original es volver al origen”.

Para comenzar empecemos a explicar lo que ahora se diferencia entre ESPIRITUALIDAD y RELIGIÓN.

¿QUÉ ES ESPIRITUALIDAD?

1.    “Tiene que ver con experiencia, no con doctrina, ni con dogmas, ni con ritos, ni con celebraciones, que no son más que caminos institucionales  que pueden servirnos de ayuda en nuestra espiritualidad, pero que son posteriores a esta”. (Leonardo Boff).

2.    “Espiritualidad es estar despierto…Es haber hallado una mina de diamantes dentro de usted. La religión se destina a guiarlo hacia eso” “Una cobija que deja de dar calor, deja de ser cobija”. Tony de Mello, S.J.

3.    «La espiritualidad es el vino. Las religiones son las copas.  Las creencias, son el origen de cada vino. Y la mística es beber el vino hasta embriagarse” (Javier Melloni, S.J.). “El cristiano del siglo XXI o es místico o no será cristiano” (Rahner, S.J.).

4.    Espiritualidad “Es el arte de salir de sí mismo en bien de los demás así como lo hace el Dios revelado en la Biblia que nos crea habitando en nosotros. Solo lo podemos saber por experiencia” (Gustavo Baena, S.J.)

5.    «Es la capacidad del ser humano de transformar sus odios en amores» (Alejandro Angulo S.J.)

ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

“Es un conjunto de fuerzas motrices que llevan simultáneamente a Dios y a los hombres.Es la participación en la misión del enviado del Padre en el Espíritu, mediante el servicio siempre en superación, por amor, con todas las variantes de la cruz, a imitación y en seguimiento a ese Jesús que quiere reconducir a todos los hombres y toda la creación a la gloria del Padre” (Inspiración Trinitaria del carisma ignaciano, Pedro Arrupe, S.J. No. 79)

... continuará

P. Julio Jiménez, S.J.

Promotor de la Espirtualidad Ignaciana